Divino Tesoro
 
   
 
Pili Yoldi
Diario Noticias 20 mayo 2007

De eso nada, monada, me suele decir el más joven de mis primos. Casi todo es posible cuando se tienen 18 años pero, en Pamplona, si tienes esa edad y no quieres que nadie te dirija la vida, ni el ocio, ni tus sueños, lo tienes fatal. Así les va a los de la Iruñeko Gazte Asanblada, que han tenido que pasar a mayores para poner sus demandas sobre el tapete electoral: locales y autogestión, lo mismo por lo que peleaban los ocupantes del Euskal Jai y que tan caro les costó. Aunque muchos no quieran verlo, sus diez años en el frontón demostraron que las nuevas formas de organización no están reñidas ni con los vecinos, ni con los usos públicos, ni con las expresiones culturales alternativas. ¿Que todas las sociedades tienen sus vanguardias? Pues nosotros no. Aquí, policía y hormigón. Además del frontón -un hermoso edificio que alguien estaba dejando caer, no lo olvidemos, y que el gaztetxe apuntaló, en todos los sentidos-, desde 2004 hasta hoy se contabilizan 23 casos de gaztetxes desalojados por la fuerza en los barrios de Iturrama, la Chantrea, la Rochapea, Mendillorri y Casco Viejo y, fuera de Pamplona, en Burlada, Villava y Zizur. Han llevado a los tribunales a un centenar de jóvenes y han condenado a once de ellos a penas de cárcel. El último, Xabier Errea, está ya cumpliendo condena de dos años y medio por un golpe a una agente de la Policía Municipal, más que Farruquito e igual pena que para una violación consumada. Y a ver qué cuentan los 46 detenidos ayer en la Navarrería. Para que luego digan que a los políticos les interesa el voto joven. A la Alcaldía, al menos, parece que le dan igual los diez mil votantes que estas elecciones estrenan sus 18 años. Unos civivox con unos cursillos y van que arden los chavales. Para su ocio, ordenadores y, si quieren juntarse, que consuman caro en los bares. Para sus inquietudes, ni agua. Y menos para su auto-financiación, nada de barracas políticas ni txoznas en ningún lado: que pidan en casa o que desaparezcan. Total, la juventud es un mal que se cura con los años